Hoy voy a hablaros un poco
de la cerámica griega. Cuando hablamos de arte griego enseguida nos viene a la
cabeza el Partenón, el Doríforo o cualquiera de las obras arquitectónica o
escultórica más conocidas. Sin embargo, la cerámica no es tan conocida y es
igualmente muy interesante. Reconozco que a mí me gusta mucho la cerámica de
figuras rojas. Pero vamos a empezar por el principio:
Hacia el año 530 a.C. los
talleres de cerámica de Atenas descubrieron una técnica nueva para decorar las
vasijas de arcilla que se fue imponiendo a la técnica anterior, la de las
figuras negras.
La diferencia es que las
figuras y decoraciones (casi siempre de tipo geométrico) surgen del cuerpo de
la vasija recubierto de un color negro brillante y dejarían de estar pintados
en negro. Esto abría nuevas posibilidades, pero exigía mayor esmero. Entre la
técnica de figuras negras y la de figuras rojas hubo una etapa de transición en
la que se aplicaban las dos técnicas. A estos vasos se les llamaba bilingües y
por tanto aparecían figuras rojas y negras. El ánfora que voy a comentar (y al
que corresponden las dos imágenes anteriores, cada una es uno de los lados)
pertenece a este tipo de vasos bilingües. Su autor es el alfarero Andócides que
para muchos podría haber sido el inventor de la nueva técnica.
En ambos lados del ánfora el tema es idéntico, aunque como se puede
apreciar, en un lado las figuras son rojas y en el otro negras. Heracles está
tumbado en un lecho en pleno banquete. En la parte de las figuras negras
sostiene con su mano derecha el "kantharos", gran copa, y dirige su
mirada hacia la diosa Atenea, que está de pie detrás de él. Detrás de esta
aparece Hermes. En la otra parte hay un siervo desnudo que está mezclando vino
en una vasija. Delante de la "kliné" (lecho dónde está acostado) hay
trozos de carne, pasteles y una copa sobre una mesita. Todo esto está enmarcado
por sarmientos de uvas.
En la otra cara Heracles
no se limita a estar tendido. Está algo más incorporado y lleva su mano a la
rodilla y el enorme "kantharos" (pintado de negro) se convierto en
elemento importante de la narración. El héroe se estira hacia la diosa que
ofrece una flor. La vid se retuerce plena de tensión y asciende por todo el
cuadro. Las grecas de la "kliné", de los cojines y del ribete de la vestimenta
de Heracles revelan el refinamiento en los detalles que ofrecía la técnica de
figuras rojas.
Si queréis conocer más
sobre la cerámica griega os recomiendo estas páginas:
http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/2887.htm
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