Hoy comenzaré una serie sobre las representaciones de la mitología grecorromana en el arte. A lo largo de la historia del arte son muchos los artistas que han utilizado esta temática en sus obras por sus amplias posibilidades (representaciones amorosas, desnudos, batallas...)
La mitología romana está basada principalmente en
la griega. Los romanos fueron adoptando las deidades y costumbres de los pueblos que iban
conquistando. Los etruscos se apropiaron de buena parte de la cultura griega y
los romanos a su vez fueron influenciados por los etruscos. La asimilación fue
gradual, así por ejemplo vemos que la diosa Minerva era para los etruscos la
deidad de las artes y que los romanos le incorporaron atributos de la diosa
griega Atenea con lo que finalmente fueron equiparadas.
Una de las
principales diferencias entre las divinidades griegas y las romanas, es que las
primeras no sólo tenían aspecto humano sino también se comportaban como tales,
luchaban, amaban y se vengaban. Los dioses romanos en cambio eran la personificación de cualidades
abstractas y su personalidad quedaba en un segundo plano. De hecho hay una
cierta superioridad moral de los dioses romanos, se idealizaron bastante para que predominara su carga positiva. En ese sentido Júpiter no es
tan tiránico ni libidinoso como Zeus. Otro ejemplo parecido sería Venus que no
se muestra tan sensual y cruel como Afrodita. Incluso Marte, dios de la guerra,
muestra una responsabilidad cívica de la que carecía Ares.
Por otro lado,
los romanos supieron reorientar los mitos griegos a sus intereses, dando mayor
importancia a ciertos dioses por encima de otros.
Hoy veremos las representaciones de Júpiter y Zeus
Júpiter-Zeus
Siempre han sido representados como hombres fuertes, de cierta edad, normalmente con barba.
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Zeus y Tetis, de Ingres |
Si con Zeus, las representaciones se centran mucho en sus amoríos, con Júpiter se incide en su infancia y educación.
Júpiter era hijo de Saturno (que devoraba a sus hijos porque su hermano Titán le dejaba gobernar con esa condición, para que luego fueron los hijos de Titán los que gobernaran). Así, a medida que iba teniendo hijos los iba devorando, pero cuando nacieron Júpiter, Neptuno y Plutón, Ops (la mujer de Saturno) los escondió y salvó. A Júpiter lo llevó a Creta donde fue amamantado por la cabra amaltea. Cuando se hizo mayor, peleó primero contra Titán y luego contra su padre Saturno consiguiendo gobernar el mundo, y dejando a su hermano Neptuno el reino de los mares, y a Plutón el inframundo.
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La Cabra Amaltea, de Bernini |
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La educación de Júpiter, de Jordaens |
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